miércoles, 8 de octubre de 2008

Un extraño... (parte 2)


Marcos sabía que no podría huír de los problemas ni aún estando en otro país, acaba de regresar de Inglaterra, sin duda lo había pasado bien, pero se sentía saturado, desde hacía tiempo no lograba sentirse del todo a gusto... en paz. No le avisó a nadie que vendría, quería llegar, estar primero solo consigo mismo, descansar, cualquien lugar sería fácil que lo encontraran, pero en la casa de playa que su padre tenía ahí nadie lo buscaría, a esa casa rara vez iba, siempre había dudado acerca del por qué compraron y decoraron esa casa tan cuidadosamente, en fin, ese era el lugar perfecto, además se llevaba perfectamente con quienes cuidaban de la casa, lo conocían muy bien pues él desde que fue creciendo era asiduo visitante de ese lugar, le guardarían el secreto un par de días hasta que estuviera listo para llamar a mamá y avisarle de su regreso a México.

Bajó del taxi miró la casa, acomodó sus maletas y entró a la casa, pero se dió cuenta de que en realidad no todo estaba como lo había planeado, la casa estaba ocupada, que raro, nadie solía ir ahí y jamás la venderían de eso estaba seguro... aún no había visto a los encargados de cuidar la casa, seguramente estarían ocupados por ahí, revisó todo y efectivamente la casa no estaba sola lo notó sobre todo en la cocina, sintió algo de enojo por ver frustrados sus planes, pero estaba cansado para pensar en algo más, ya mañana buscaría la solución y también estaba intrigado, siguió buscando y vio la puerta de la terraza abierta, se asomó y vió a Tabatha... supo que era cuestión de su padre y sintió enojo, pero no por comprobar la infidelidad de su padre en el fondo era como un secreto a voces siempre lo había sido y lo sabía, pero sus padres eran de esa clase de matrimonios que solo permenecen unidos por "el que dirán" su enojo fue mas bien por otra cosa, pero no supo la explicación.
La chica estaba ahí, tan tranquila, nadando, y cuando volteó y lo vió ahí parado se sobresaltó un poco pero finalmente le sonrió y preguntó
- Y tú quién eres?
- lo mismo pregunto - ante esto ella sonrió ironicamente pero divertida y contesto -
- soy Tabatha, me invitó Arreguín, y tú eres?
- Marcos Arreguín, hijo de tu anfitrión... sigue en la piscina iré a mi alcoba, supongo que ustedes tienen la principal.
Él se dió la vuelta y se fué, ella se quedó desconsertada, siguió con su pose de desinterés, pero todo menos indiferencia causó en ella Marcos, y bueno, él quiso simular enojo, pero en realidad sintió haber visto a la mujer mas linda que había conocido... y eso... estaba mal.

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